Algunas pautas de intervención ante casos de relaciones abusivas

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Todos tenemos a nuestro alrededor a alguna persona, en un alto porcentaje mujeres, aunque no solo, que tienen una relación de pareja que, aunque no pueda calificarse de malos tratos, tal y cómo lo entendemos hoy en día y lo que sugieren las imágenes en los medios, no nos causan buena espina. Existen muchas maneras de no tener buenas relaciones, sin que por ello tengan que ser relaciones de maltrato. En estos casos, que todos conocemos, muchas veces no sabemos cómo actuar. Nos gustaría dejar aquí algunas pautas, que no pretenden en ningún momento ser una guía exhaustiva de intervención, sino lanzar algunos criterios que pueden ayudarnos a adquirir un papel más activo ante estas situaciones.

- Aunque en muchas de estas relaciones problemáticas que conocemos se den indicios parecidos, (la persona deja de salir con amigos, se relaciona cada vez menos, no habla de lo que ocurre"¦), no existen dos situaciones iguales, por lo que la intervención variará dependiendo de la persona y sus circunstancias.

- No alejarnos de la persona. En muchos casos, el comportamiento evitativo de la persona puede llevarnos a cansarnos y a dejar de llamarla, lo que hará que se encuentre aún más aislada. De la misma manera, es importante definir nuestros términos y demostrarle que vamos a estar ahí para apoyarla en las decisiones que tome encaminadas a salir de su situación.

- Los familiares y amigos en este punto tienen que armarse de paciencia para apoyar a la persona que se encuentra en una situación negativa, sin presionar y sin tomar decisiones en su nombre. Aunque las situaciones de abuso o violencia puedan inhibir la capacidad de decisión de la persona, esta no tiene por qué constituir la razón principal del mantenimiento de dicha situación. Son muchas las razones por la que una persona puede continuar en una relación no satisfactoria y decidir por ella provocará su rechazo y contribuye a mantenerla en una situación de desvalimiento, en detrimento de su autonomía. No hay que olvidar que ella es el mejor agente para evaluar su situación.

- En este sentido es muy importante preguntar: ¿Qué quieres? Y estar dispuesto a escuchar la respuesta, aunque no sea la que queramos oír o la que nosotros daríamos.

- Sin embargo no todo vale. Apoyar y acompañar a una persona en esta situación no implica doblegarnos a sus deseos o aceptar condiciones con las que no estemos de acuerdo, pues podemos convertirnos en mantenedores de su situación. Por ejemplo, ser contenedores de sus frustraciones de manera cíclica, sin que existe una voluntad por introducir cambios en su manera de actuar ante la situación. O contribuir en conductas con las que no estaríamos de acuerdo, por ejemplo, si nos confiesan que ellos/ellas también ejercen control sobre la pareja revisando su móvil o accediendo a su e-mail privado.

- En conclusión, apoyar a una persona en una situación de pareja problemática implica no perder de vista que ella es la mejor conocedora de su situación y el actor principal para salir de ella, pero con el compromiso de hacer cambios duraderos y tomar medidas. Para esto será imprescindible la ayuda de los amigos y la familia, que constituyen un apoyo irremplazable y fundamental y por ayuda profesional en los casos en que sea necesario.